Para Picar

Como somos muchos de familia es raro el fin de semana que no tenga gente en casa, que si un café, que si algo de picar, que si cenamos...., ya veis que nosotros sin comer no sabemos hacer nada.... de ahí mi lucha constante con mi cadera.

Por eso no paro de hacer  manteles o mantelitos, depende como se mire para poner sobre la mesa de la sala. El tamaño varía , si somos cuatro, seis , ocho..... Suelo aprovechar cuando veo una tela un poco vistosa y así con un vivo de ganchillo la cosa mejora bastante.

El problema son las dichosas manchas que suele dejar el café, el vino, soy malisima sacándolas, de ahí que cada cierto tiempo tengo que hacer un mantelito nuevo, por que de tanto frotar, con quitamanchas diversos, se me terminan rompiendo.

Una gran parte de los remates a ganchillo  los voy inventando sobre la marcha, buscando que me combinen con el color.

De ahí que algunos veces me quedan más lucidos que otros.Estos dos que os estoy enseñando los utilizo cuando sólo cubro una parte de la mesa para poner un café con unas pastas.

Incluso alguna vez lo he utilizado para alegar la mesa cuando pongo un mantel blanco. Mi madre fue de las que cuando me casé me hizo el ajuar, sabanas, manteles, toallas. La verdad es que cuando los vi (me case con 23 años) la mayor parte no me gustaron,  fue hace 17 años y de aquella se llevaban las cosas con más color y menos bordados, pero con el paso del tiempo mis gustos han ido cambiando y lo que de aquella no me gustó nada ahora me encanta, y cada día lo valoro más. Las que rondáis mi edad (a partir de 40) sabéis lo difícil que era de aquella ir haciendo un ajuar, toda la ropa de casa era mucho mas cara y no había tanto donde escoger.  Las madres compraban la tela de viuda de tolra y el burrito blanco y las mandaban a bordar y en mi caso (gallega) a poner puntillas de camariñas. Pensándolo bien cada día me doy más cuenta de que mi madre era de las que convertían las pesetas en duros, le hizo el ajuar a 7 hijos, en eso no se diferenciaron mis hermanos (somo 5 mujeres y 3 hombres), salvo al que es franciscano, en el convento ya tenían sabanas.